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La inesperada igualdad (primera parte)


Inexorable, ejerce la democracia más pura a nivel universal: a unos les quita títulos y riquezas y a otros miserias y agonías; es la causante de la creación de multitud de eufemismos en, probablemente, todos los idiomas, a pesar de que a lo largo de los siglos, todas las religiones se han encargado de organizar el más allá para que sea más llevadero. La vida no sería vida sin la muerte. Sería otra cosa. Cada latido, cada respiro… tienen valor porque no son infinitos.

Rituales y costumbres funerarias

Muchos aspectos varían según la cultura, la religión, el lugar… pero hay cosas que parecen inherentes al ser humano, como la solemnidad con que se realizan los rituales cuando una persona muere. Pueden variar las normas, las costumbres, las ceremonias… pero no el modo reverencial en que se llevan a cabo. Y es que, como decía Antonio Machado, “un golpe de ataúd en tierra es algo / perfectamente serio.

El velatorio o velorio es un acto importante, la parte más social desde el óbito hasta que se da sepultura al fallecido. Antes se realizaba en las casas, pero ahora ya es raro no hacerlo en un tanatorio. Si se trata de un personaje un poco relevante, se instala una capilla ardiente en un edificio público o religioso. Lo de “ardiente” viene de cuando se iluminaba el lugar con cirios y velas.

El acto consiste en velar y rezar por el muerto y hacer compañía a la familia, mostrando nuestras condolencias. En el Islam, las mujeres adquieren un papel relevante, al ser ellas las que exteriorizan el dolor llorando y gritando alabanzas, aunque la religión aconseja ser moderado y advierte contra los excesos. En España, hace años, existía la figura de la “plañidera”, una mujer (o varias) a la que se pagaba por ir a llorar y rezar. Todavía hay lugares en Iberoamérica en los que sigue existiendo. Conforman una atmósfera de congoja, angustia y profunda pena. Podrían parecer las personas más allegadas al difunto, aunque es posible que apenas le conocieran. Cuanto más profundos son los sentimientos que despiertan, más se les valora. Hay rezadores famosos que son llamados a velorios de distintos pueblos.

El contrapunto se encuentra fuera de la sala donde se halla el difunto, aunque no siempre pasa, depende mucho de las circunstancias: en los países hispanos es muy común utilizar el humor para enfrentarse al momento. Chistes picantes, anécdotas del fallecido, la risa incontrolada que entra cuando uno sabe que no es el lugar ni el momento de soltar una carcajada… todo eso puede parecer inapropiado o una falta de respeto, pero en realidad sirve para hacer más distendida la estancia en un sitio en el que nadie quiere estar… y eso nunca puede ser malo.

Tras velar el tiempo correspondiente (24 horas, una semana, lo antes posible… ), se realiza un breve acto en el que familia y amigos pueden despedirse con unas palabras si se trata de un funeral civil, una misa en el caso de ser cristiano, la «Salat Ul Yanaza» si se es musulmán, lo que la jevrá disponga en el caso de los judíos, etc.

Y, por último, el enterramiento, aunque cada vez es más común la incineración. Para judíos y musulmanes no, porque la norma establece que el cuerpo debe estar en contacto con la tierra, algo que crea polémica en los países que obligan, por ley, el uso de ataúdes sellados.

Orientados hacia La Meca, envueltos en un tachrichim o con un crucifijo entre las manos… lo que es seguro es que será siempre en un lugar sagrado, bendecido por las autoridades religiosas.

Cementerios

Las primeras edificaciones y las primeras expresiones artísticas que realizaron los hombres fueron de carácter funerario. Dos de las siete maravillas del mundo antiguo eran tumbas: las Pirámides de Egipto y el Mausoleo de Halicarnaso (construcción arquitectónica ideada por la viuda de Mausolo, un rey que, por lo visto, no destacó en nada, y sin embargo acuñó un vocablo que todavía hoy seguimos empleando para referirnos a los sepulcros más suntuosos).

Un análisis de los enterramientos, más o menos antiguos, arroja mucha luz sobre la sociedad de cada momento de la historia. Todavía hoy, un cementerio es fiel reflejo de la organización social, el arte, la cultura y la historia de una comunidad concreta. Se pueden encontrar datos interesantes tanto en el Valle de los Reyes de Luxor como en los actuales cementerios-jardín.

Más allá de la Historia, de un simple paseo por el cementerio más pequeño podemos sacar más preguntas que respuestas. Como, por ejemplo, podría suceder en la isla Martín García, en plena desembocadura del río de la Plata, rodeada de aguas uruguayas pero de jurisdicción argentina… ¿quién no saldría de su cementerio preguntándose por qué una gran parte de las cruces tiene el brazo horizontal ligeramente inclinado? ¿y si después te enteras de que puedes encontrar ejemplos en La Chacarita y en La Recoleta de Buenos Aires? Pues el significado de tales cruces es un misterio. Hay teorías. Algunas más probables que otras… que no se pueden comprobar. Y ya puedes dedicarte a visitar las catacumbas romanas, la Ciudad de los Muertos en El Cairo, el Père-Lachaise en París, el cementerio central de Viena (Zentralfriedhof), los cementerios judíos de Praga, el conjunto de los cementerios-jardín-bosque de Londres, el cementerio musulmán de Estambul, etc. ¡Al final la leyenda más perturbadora te asaltará donde menos lo esperas! ¿Te imaginas asistir a un entierro y verte apuntado por la sombra de la trompeta de un ángel y que te digan que eso es muy mala señal? Bien, pues eso ya no puede pasar en La Almudena porque dicen que daba tan mal agüero… que a Fausto le quitaron la trompeta de la boca y se la colocaron sobre las rodillas. Y es que hasta se le oía tocar algunas veces. Por la noche. No digo más.

En los cementerios musulmanes no es fácil encontrar una sepultura que destaque sobre las demás, porque no está aprobado hacer de una tumba un monumento. Una costumbre habitual en el Islam es sembrar flores, arbustos y árboles junto al sepulcro con la creencia de que, cuando la planta está viva, el difunto está tranquilo.

Y hablando de plantas, tal vez alguien se pregunte el porqué de esa relación tan estrecha que hay entre cementerios y cipreses (cupressus sempervirens). En la antigüedad ya pensaban que por su forma puntiaguda indicaba a las almas el camino hacia el cielo. La resina, sus hojas perennes y su madera imputrescible e inatacable por hongos e insectos evocan la inmortalidad. Desprende un agradable olor al que se atribuyen poderes curativos y sus frutos se utilizan para la elaboración de medicamentos. El ciprés es el árbol de la vida, no de la muerte.

Tumbas y cadáveres célebres

De vez en cuando muere alguien de tal trascendencia que los informativos de todo el mundo cubren la noticia durante días y las televisiones emiten en directo el funeral. Michael Jackson, Juan Pablo II, Lady Diana Spencer son los que acuden a nuestra mente en primer lugar. Los de Gandhi y el Ché fueron también muy seguidos. En España, sobre todo en Madrid, se recuerda mucho el de Enrique Tierno-Galván. Pero si hay un país que destaca por sus honras fúnebres a personajes relevantes… ese es Argentina: Juan Domingo Perón, Evita y Carlos Gardel. Los tres lo merecieron… no sólo por lo que hicieron en vida, también por las vicisitudes que les hicieron pasar ya fallecidos. Pero eso ya lo cuenta muy bien Nieves Concostrina: http://www.rtve.es/alacarta/audios/polvo-eres/; y se puede echar un ojo a la revista «Adiós«, que no tiene desperdicio.

También hay tumbas archiconocidas, empezando por la de Tutankamón y aquel primer vistazo de Howard Carter por un agujerito: “veo cosas maravillosas”. La de Mahoma en La Meca; la del golem en el antiguo cementerio judío de Praga; la de Vlad Tepes, “Drácula”, en una islita del lago Snagov, en Rumanía; la de Jim Morrison, que se la quiere quitar de encima el Père-Lachaise de París porque cada día atrae a gente más rara; la de Walt Disney por el mero hecho de existir… ya que lo de que está criogenizado es una leyenda urbana; el cigarro que nunca le falta a la estatua de Gardel en La Chacarita; la de Borges en Ginebra con sus siete guerreros y la nave vikinga, cuyo significado tal vez desvelaremos próximamente en un post.

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Continuará…

Comentarios

3 comentarios en “La inesperada igualdad (primera parte)

  1. Muy interesante!!! gracias por compartir esta información.

    Publicado por Adriana | 31 de octubre de 2012, 12:27 pm

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  1. Pingback: Noche de difuntos | La misma piedra - 1 de noviembre de 2012

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